Edward Hopper - “Interior de Nueva York” (h. 1921, óleo sobre lienzo, 61 x 74 cm)
Whitney Museum of Art, Nueva York
PRESENTIMIENTOS
Tengo miedo de los amigos
perdidos
entre el humo y el sueño.
Tengo miedo de los labios
que dejan en el aire
silbando el filo de un cuchillo.
Tengo miedo del paisaje
donde ya nadie habita
el desnudo río del recuerdo.
Tengo miedo del minuto
que nos hunde
en la oscura memoria de los sueños.
A María Mercedes Carranza
EL VIAJE
Todos vamos con cuidado desapareciendo.
Estamos aquí,
nos ven y nos saludan,
hasta que un día nadie nos vuelve a ver
y dicen:
“Entró a un monasterio, está en la cárcel,
se casó. Le dieron empleo en Nueva York,
está viviendo en Camerún. Cría conejos.
es zombi en Haití, conspirador, negrero.
dejó el ocio, puso negocio.
Se fue para las selvas del Chocó,
quemó sus libros. Se le vio rezando en Popayán.
adquirió la sífilis, era maldito.”
O por el contrario nadie nos recuerda,
nadie dice nada,
a uno fácilmente los amigos lo olvidan.
Fue tan discreta la fuga, la partida, el viaje,
que sólo los más íntimos preguntan:
¿dónde está ahora?
A Armando Cuervo Romero
DESENCUENTRO
Ya es hora de que pregunte por mí,
que me vaya con los ausentes,
que regrese con la lluvia.
Debo salir pronto a caminar,
pero no encuentro la calle
los escalones de mis piernas.
Sé que debo irme en los trenes,
amarillos del barro,
subirme en el polvo de mi corazón.
MIGUEL HERNÁNDEZ
Hoy he cargado a Miguel
en mi cabeza,
que está por reventar
como en otro tiempo,
camino de Orihuela.
Hoy he cargado
sus cabras y proezas
sus pantalones
de rudo ruiseñor.
La risa de su barro
que lanza relámpagos
de amor,
por sus ventanas.
Hoy he cargado
su celda todo el día
como hijo futuro de su muerte.
TORTURA
Sólo cuando el recuerdo
es un cuadro en la pared
la silla, el comedor,
la sábana que usaste.
El ladrido de un perro
más allá de la noche
el interminable llanto de un niño,
la tortura del sueño.
Sólo cuando el recuerdo
de tu mirada
es una ciudad que desconozco,
me doy cuenta
que estuvimos cerca un día sin saberlo.
LA PEREZA DE SUFRIR
Se marcharon en tropel
como si fuera preciso
irse tan rápido de este mundo.
Nos dejaron solos
sin a quien llamar a medianoche.
Qué desgracia desaparecer así
sin ton ni son
como si no se pudiera ser feliz.
Fueron malagradecidos
con los padecimientos,
el amor, la yerba, los pájaros
y los soldados.
Ellos se marcharon,
cuando sintieron
la pereza de sufrir.
Se fueron de pronto
con sus maletas
repletas de poemas.
A Guillermo Bustamante y Luis Eduardo Saavedra
* * *
NOTA BIOGRÁFICA
ARMANDO OROZCO TOVAR. Bogotá 1943-2017. Licenciado en Periodismo por la
Universidad de La Habana donde ganó premios y menciones
en poesía. Fue redactor de Radio Habana Cuba. Publicó los poemarios Asumir el Tiempo, Las
cosas en su sitio, Eso es todo, En lo alto del instante,
Para llamar a las sombras, Visiones, Del sonámbulo
imaginado y Radar del azar. Fue director de la
Casa de la Cultura de Soacha (Cund). Figura entre los
poetas reseñados por Poetry Internacional donde fue
traducido al inglés y otros idiomas. Durante veinticinco
años dictó clases en diversas universidades de Bogotá y
realizó talleres de poesía y cuento en la Casa de Poesía
Silva y en la Universidad Externado de Colombia.
Los poemas que aquí se publican fueron tomados del libro "En lo alto del instante", publicado por la Universidad Externado de Colombia en su Colección UN LIBRO POR CENTAVOS.
El PDF de este libro puede descargarse AQUÍ.
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