Poeta nacido en la ciudad de Tunja. Autor del poemario "Suicidio-Galería". Es integrante del Taller de Creación Literaria de la ...

RAVENS - Poemas de Julio Medrano


Poeta nacido en la ciudad de Tunja. Autor del poemario "Suicidio-Galería". Es integrante del Taller de Creación Literaria de la UPTC. Textos suyos han sido publicados en la Revista Rayuela, de la UPTC.

Ravens
___________________________
En ocasiones me conmovieron su rostro y sus labios sellados, que con inútiles gemidos trataron de vislumbrar el enigma. El bolígrafo decidió no acompañarme en la hazaña de despedirla sin palabras, de dejar las explicaciones para dios, y sino hay dios, espero que la policía olvide las copas, las velas, la mordaza, las sogas y los clavos.
¿Qué luna de marfil habrá caído al mar? Un negro puñado de aves me miran a los ojos como a un traidor, como si fuera el reflejo de la escoria. ¡Hum, como si yo tuviese apetito en este momento!
Una aurora trémula ilumina sus piernas que reposan inmóviles. Persisto en elogiar mi sabiduría por haber hecho los nudos perfectos, por haber puesto los clavos en cada uno de sus dedos y haber escogido a Lovecraft para justificar la venganza, pero la tierra es incapaz de comprenderlo y condenará mi gloria, desconoce el placer y la belleza de retener el corazón de quien se ama.
Un negro puñado de aves examinan al simpático cadáver y una brisa pútrida se alza en un imponente himno de rebelión mientras fumo, olvido, sonrío, olvido, sonrío, olvido, fumo…


Purple moth
_____________________________
En el alba de otro invierno, cayó una hoja púrpura en el borde de su sombra. Caminaba bajo la lluvia sin poder arropar su corazón ensangrentado, nunca retrocedía a mirar una huella (realmente era alguien), solicitaba al desvelo acariciar sus parpados para escapar del sueño y poder sanar las heridas, para respirar de nuevo y no caer en pedazos, para asaltar a las llamas que menguaban en la tormenta.

Negaba siempre la humildad que gritaba su cuerpo baldío: el resultado suicida; pero los gritos provenían de la tierra, de su miedo y desesperación. Decidió entonces reposar y olvidar su sendero.

Nada era verdad, había perdido sus lágrimas en él, pero sabía que jamás secarían en sus brazos, que serían como una belleza frágil, una belleza perdida, sabía que el pasado lo era todo, que el amor volvería a ser nada en absoluto, que al fin lograba olvidar el camino… y que el mundo estaría muerto para ella cuando se posara la armonía.

Encontraré la manera de ver bajo su piel, de insertarme como una polilla para deshacer el sueño miserable de amar.

A Las Ratas también
les preocupan los cigarrillos.
_____________________________

Las cuchillas oxidadas que dejaste sobre el retrete gruñían por mi sangre, querían morder mis mejillas de nuevo, pero en lugar de hacer el ritual de desollarme el rostro, elevé mi cuerpo como un suricato dando aviso de la conquista y volví la mirada hacia tu obsequio de aniversario: una inmensa grieta en el cielo por donde caía una lluvia de cabezas de pescado, y las cuchillas rieron mientras las cabezas caían sobre las alas de Gregorio Samsa, sobre tus zapatos verdes de tacón alto, se precipitaban a oler el libido perfume de Marguerite Yourcenar, caían ligeramente sobre los cigarros, mis cigarros, porque fumo, ¿lo recuerdas?

Las ratas dejaron de fijarse en mí, se cansaron que mi carne supiera a café con vino, que no me lavara el pelo, que hubiera dejado de ser el mismo desde tu partida, dejaron de fijarse en mí porque les preocupaban más los cigarrillos, y en lugar de golpearlas, te escribía, y con bolígrafo, porque escribo, ¿lo recuerdas?

Tu cenicero reposaba sobre mi cabeza, aguardaba ser inundado, culminado, ser bien servido por mi angustia, ser útil instrumento de guerra, ser asesino, ser violador de mis dedos para conocer el sabor de tus piernas, pero no le interesaba ser día o ser noche, si volvías por él o por mí, no le interesaba si te daban flores o espinos, porque es inerte, ¿lo recuerdas?

Lindo regalo, como hubiera querido poder compartirlo con el grillo que no dio ni un instante de consuelo a mis oídos, con aquel astronauta que desde su luna lanzó su casco a mi tejado, con la carroña que me miraba desde el suelo con todas sus tripas reventadas, y por supuesto, con la muerte que me acecha más a menudo desde que te la llevaste: la máquina, la de escribir, porque escribo, ¿lo recuerdas?

Las ratas hurtaron mis cigarrillos, quería acabarlas, pero en lugar de discutir con ellas, sonreí, como un bien inoportuno sonreí. No pude vomitarles conejitos como lo haría Cortázar, pero pude embriagarlas y retorcerles el cuello como lo haría Bukowski, no pude atrasar el despertador de mi vecina, pero pude convertirme en cántico busetero, y no pude aplastar al grillo pero pude enviarle una postal pidiéndole que por favor cesara de tocar su violín sofocante, porque la vida es un cuento, ¿lo recuerdas?

El espacio se colmó de mi humo gris. Como las aborrezco, rieron a carcajadas mientras los fumaron todos uno por uno, celebraron porque supieron del veneno que le puse a sus galletas. Disimulé la traición y recogí, cabeza por cabeza, tu lluvia de aniversario, que lindo regalo, sabías que odio el pescado como odio afeitarme, que lo odio como amo a tu cenicero, porque también amo, ¿lo recuerdas?

Una cabecita salió de su escondite y se burló del rostro con el que me dejaste plantado en el espejo un día, no me importó, se burló de mi cántico busetero, sonreí, se burló que en mi pecho aún estuviese abierta la herida, en seguida tomé uno de tus zapatos verdes de tacón alto y lo aventé hacia la pared para aterrorizarla, pero en lugar de huir me brindó un cigarrillo, mi cigarrillo, lo acepté pensando en que ese era el mejor obsequio del día, porque fumo, ¿lo recuerdas?

Decidí convertirme en humano y salir por un poco de vino y más cigarrillos, porque cuando te largaste me bautizaste rata,
¿lo recuerdas?

0 comentarios: