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A LA SOMBRA DEL OLIVO - Poemas de Claudia R. Niño
I
II
III
X
XI
XII
Gustav Klim - Dánae OTOÑO La cortina escarlata de la habitación se decolora, y el ocre inerte de la casa me condena ...
CRISÁLIDA - Poemas de Julieta Love
OTOÑO
La cortina escarlata
de la habitación
se decolora,
y el ocre inerte de la casa
me condena
a no existir.
PLEGARIA
Ven,
derrota mis entrañas
des-cíframe.
No te vayas.
POÉTICA
No tengo el poema,
no tengo al poeta.
Solamente
el asedio
de la hoja en blanco.
LLAMADO
Gritar
como si desde dentro saltara,
impostando la voz,
una paloma.
CRUCIGRAMA
Tú.
Cielo
luna
mar.
Tú.
Viento
noche
faro.
Tú.
Nido
lluvia
ancla.
Tú.
OJALÁ
Cuando en medio de la multitud
mi nombre te toque,
y una sonrisa escape de tus labios,
seré tuya —otra vez—
y no de tu memoria.
MEMORIA
Tu aliento se fue con los pájaros,
y tu perfume
(que no olvido)
se hizo niebla, humo.
Ahora, cubres tus heridas
con la ceniza de otro lecho,
mientras que yo
embalsamo nuestra noche
y me desvanezco.
TORMENTA
Sácame
de la ca(l)ma.
Deja tus huellas de arena
en mi espalda.
Entrégame a las dunas
a la tempestad
al abismo
de tu nombre.
»●«
Derechos
reservados
©Julieta Love
JULIETA LOVE
(Duitama, Boyacá, Colombia, 1996)
Julieta Love el seudónimo de Yulieth
Gonzalez Zea . Estudiante de Administración Turística y Hotelera.
Dirige desde el año 2013 la revista de arte y literatura La tierra Baldía y
desde el 2015 el blog Poetas Colombia, dedicado a la difusión de la obra de
escritores colombianos. Textos suyos se han publicado en medios digitales
como Poemas del alma y La tierra baldía, entre otros.
Ha participado en eventos culturales del ámbito universitario.
»●«
Edward Hopper - “Interior de Nueva York” (h. 1921, óleo sobre lienzo, 61 x 74 cm) Whitney Museum of Art, Nueva York PRESENTIM...
PRESENTIMIENTOS - Poemas de Armando Orozco Tovar
PRESENTIMIENTOS
Tengo miedo de los amigos
perdidos
entre el humo y el sueño.
Tengo miedo de los labios
que dejan en el aire
silbando el filo de un cuchillo.
Tengo miedo del paisaje
donde ya nadie habita
el desnudo río del recuerdo.
Tengo miedo del minuto
que nos hunde
en la oscura memoria de los sueños.
A María Mercedes Carranza
EL VIAJE
Todos vamos con cuidado desapareciendo.
Estamos aquí,
nos ven y nos saludan,
hasta que un día nadie nos vuelve a ver
y dicen:
“Entró a un monasterio, está en la cárcel,
se casó. Le dieron empleo en Nueva York,
está viviendo en Camerún. Cría conejos.
es zombi en Haití, conspirador, negrero.
dejó el ocio, puso negocio.
Se fue para las selvas del Chocó,
quemó sus libros. Se le vio rezando en Popayán.
adquirió la sífilis, era maldito.”
O por el contrario nadie nos recuerda,
nadie dice nada,
a uno fácilmente los amigos lo olvidan.
Fue tan discreta la fuga, la partida, el viaje,
que sólo los más íntimos preguntan:
¿dónde está ahora?
A Armando Cuervo Romero
DESENCUENTRO
Ya es hora de que pregunte por mí,
que me vaya con los ausentes,
que regrese con la lluvia.
Debo salir pronto a caminar,
pero no encuentro la calle
los escalones de mis piernas.
Sé que debo irme en los trenes,
amarillos del barro,
subirme en el polvo de mi corazón.
MIGUEL HERNÁNDEZ
Hoy he cargado a Miguel
en mi cabeza,
que está por reventar
como en otro tiempo,
camino de Orihuela.
Hoy he cargado
sus cabras y proezas
sus pantalones
de rudo ruiseñor.
La risa de su barro
que lanza relámpagos
de amor,
por sus ventanas.
Hoy he cargado
su celda todo el día
como hijo futuro de su muerte.
TORTURA
Sólo cuando el recuerdo
es un cuadro en la pared
la silla, el comedor,
la sábana que usaste.
El ladrido de un perro
más allá de la noche
el interminable llanto de un niño,
la tortura del sueño.
Sólo cuando el recuerdo
de tu mirada
es una ciudad que desconozco,
me doy cuenta
que estuvimos cerca un día sin saberlo.
LA PEREZA DE SUFRIR
Se marcharon en tropel
como si fuera preciso
irse tan rápido de este mundo.
Nos dejaron solos
sin a quien llamar a medianoche.
Qué desgracia desaparecer así
sin ton ni son
como si no se pudiera ser feliz.
Fueron malagradecidos
con los padecimientos,
el amor, la yerba, los pájaros
y los soldados.
Ellos se marcharon,
cuando sintieron
la pereza de sufrir.
Se fueron de pronto
con sus maletas
repletas de poemas.
A Guillermo Bustamante y Luis Eduardo Saavedra
NOTA BIOGRÁFICA
Los poemas que aquí se publican fueron tomados del libro "En lo alto del instante", publicado por la Universidad Externado de Colombia en su Colección UN LIBRO POR CENTAVOS.
El PDF de este libro puede descargarse AQUÍ.
Obra de Max Ernst Oda a la melancolía 1 No vayas al Leteo ni exprimas el morado acónito buscando su vino embriagador; no dej...
ODA A LA MELANCOLÍA -Un poema de John Keats
Oda a la melancolía
1
No vayas al Leteo ni exprimas el morado
acónito buscando su vino embriagador;
no dejes que tu pálida frente sea besada
por la noche, violácea uva de Proserpina.
No hagas tu rosario con los frutos del tejo
ni dejes que polilla o escarabajo sean
tu alma plañidera, ni que el búho nocturno
contemple los misterios de tu honda tristeza.
Pues la sombra a la sombra regresa, somnolienta,
y ahoga la vigilia angustiosa del espíritu.
2
Pero cuando el acceso de atroz melancolía
se cierna repentino, cual nube desde el cielo
que cuida de las flores combadas por el sol
y que la verde colina desdibuja en su lluvia,
enjuga tu tristeza en una rosa temprana
o en el salino arco iris de la ola marina
o en la hermosura esférica de las peonías;
o, si tu amada expresa el motivo de su enfado,
toma firme su mano, deja que en tanto truene
y contempla, constante, sus ojos sin igual.
3
Con la Belleza habita, Belleza que es mortal.
También con la alegría, cuya mano en sus labios
siempre esboza un adiós; y con el placer doliente
que en tanto la abeja liba se torna veneno.
Pues en el mismo templo del Placer, con su velo
tiene su soberano numen Melancolía,
aunque lo pueda ver sólo aquel cuya ansiosa
boca muerde la uva fatal de la alegría.
Esa alma probará su tristísimo poder
y entre sus neblinosos trofeos será expuesta.
Versión de Gabriel Insuasti
AB IMO PECTORE / ANTOLOGÍA PERSONAL (Caza de Libros Editores, 2010) Obra de Viktor Lyapkalo , ( Rusia,1956) Poemas de "...
AB IMO PECTORE - Poemas de Carlos Castillo Quintero
CLASE DE ARTE
INSOMNIO
PESADILLA
SAGA DE LOS AMANTES
VIII
XII
XIII
5
* * *
Poemas de "Burdelianas"
(Editorial Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia – UPTC, 1994)
(Editorial Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia – UPTC, 1994)
PREÁMBULO
Agreste,
licenciosa, pasas la vida
sin pensar si
sueñas
o en realidad gozas
las formas de tu noche.
Y eres así:
no más imaginarte
para huir
y penetrar la rosa
que escondes
en la certeza de tu
cuerpo
Agreste,
licenciosa, te llamas Ifigenia,
te dicen Emilce.
te dejas
decir-coger sin desear ni adornar
nada las cosas,
sin recordar,
siquiera la condición de tu cuerpo.
Pasas la vida,
usando, apenas un poco,
el reverso luminoso
de las horas...
BURDELIANA III
Sobre el lecho,
la desnudez soporta
el tatuaje
la huella caliente
de manos cumplidoras
consumando oscuros
compromisos.
Y dentro,
se va presintiendo
el torrente
que lo inunda
todo... y no deja de ser placentero
sentirse mojado de
hombre,
humildemente
entregado
a la locura de
tomar aquello que no me pertenece.
BURDELIANA IV
Es viernes y espero
Quizá vengas por la
calidez de mis muslos
Por mi completa
sumisión a tus deseos
por lo que pueda
venderte, lo que quieras comprar
No he querido nada
con nadie, mientras espero
Hoy quiero todo
solamente contigo
Desde temprano
estuve haciéndome bello para ti
He decorado nuestra
luna, y me he puesto tu sabor a vino
en el comienzo de
los labios.
Algunas me miran
risueñas porque me ven inquieto,
porque presienten
que te quiero...
Y sin embargo estoy
tranquilo:
No en vano te he
estado haciendo mío.
Quizá vengas por la calidez de mis muslos
BURDELIANA XII
1
Caballero mío:
En esta ciudad ayer
llovió,
de las montañas
comenzaron a bajar barquitos de papel
montados sobre la
lluvia.
Estuve pendiente
por si veía tu bandera de pirata.
Ninguno naufragó
Tuve que reconocer
Que no habían sido
construidos por tus manos.
2
Hasta mis gastadas
sábanas llegan noticias:
Dime, es cierto ese
rumor que se expande en la noche,
que te has ido, que
no recuerdas mi nombre ni mis labios,
que ya no juegas
con la lluvia...
y que te cortaste
la barba.
En esta ciudad ayer
llovió, y como siempre
Fui a las montañas
y envié barquitos de piel
a tu encuentro:
todos naufragaron
sin la bondad de tus lágrimas.
BURDELIANA XIII
A, Gustav Von Aschenbach
1
Arribaste pronto
Para la agilidad de
los ojos y la piel.
Sentí tu enorme
presencia poseyéndome,
intimidando mi
cuerpo con palabras-sabores-palabras
que me recorrieron
hasta hacerme tuyo.
Llegaste cuando
apenas comenzaba mi sol interior
y te recibí
confundido y noble, como un perro
ante el pan nuevo
que le ofrece un nuevo amo.
2
Me gustabas
ensimismado sobre la playa de mi cuerpo
y solo,
resueltamente solo
en tu corazón.
Y tus labios
besaron la apetecida muerte
mientras deshacía
en el mar mi cuerpo de rapaz
y penetraba el
cercano rumor de las olas.
BURDELIANA XVIII
Cadenas para sentir
Mientras me
consumes, ebrio,
Nervioso por la
exactitud de los cuerpos.
Cadenas en los
labios
Para evitar la
torpeza de ofenderme
Por la simplicidad
de tu miedo,
tu pudorosa
sensación
de que mi cuerpo
pueda causarte daño.
BURDELIANA XIX
Salvo mi corazón, todo está bien.
Eduardo Carranza
Vivo noches,
compartiendo con
obtusos contendores
sin evitar el
rincón oscuro que siempre he temido:
la atrocidad de los
cuerpos
deformados por el
alcohol o la risa.
Vivo, perteneciendo
a quien recoja mis labios
o pague alguna
cuenta de las que corresponden
o, simplemente, me
sonría de esa forma que sé
y no puedo
resistir.
Te repito que vivo,
para que no vayas a
pensar,
que este recorrer
de calles y de camas,
este esfuerzo por
presentarme siempre bello...
para que no vayas a
pensar, que esta soledad,
no puede parecerte
vida.
* * *
Poemas de "Piel de recuerdo"
(Ediciones Maldoror, Tunja 1989)
I
Primero
Apenas una hebra de piel
que se estremece
ante la sensación
de roce,
de mirada
o de noche
compartida...
Dos cuerpos en la
calle
y el deseo que
llega
¡y atrapa!
Después
solamente la
necesidad
de pertenecernos,
de saber los
sabores
de cada cuerpo
cada señal...
roces de pieles,
manos aprehenden
manos...
Solamente
nuestra mirada
sosteniendo toda la
tierra.
II
Los sonidos se
recortaron sobre la noche
cayendo de tu boca
para forjar un muro
entre nuestros labios.
El instante
temeroso dejó caer las palabras
y sobre mis manos
y mis ojos, vi la
muerte correr
eco sonoro
de nuestro sueño
que terminó de un
solo tajo.
III
Tal vez nuestro
amor
No era más
que otro requisito
para el olvido.
Sin embargo,
aún siento la rosa
de hielo
que se deshizo en
nuestras manos.
IV
Seguramente
cuando comencé a
recordarte
aún no habías
partido.
Tal vez son cosas
de la tristeza.
Eso pienso
mientras te veo tejiendo
un poco más allá de
mi soledad.
V
Después de tu
partida
comencé a contar el
tiempo
en horas de
tristeza
y horas de sueño.
Es para decirte
que desde aquella
noche
ya no duermo.
VI
Mis pisadas que
rondan por la casa
no encuentran la
forma de tus huellas
y en silencio
regresan a la cama
rendidas de vacío.
VII
Estás ahí,
aquí dentro,
insistente
insistente.
VIII
Ocupar una
habitación entre dos,
hacer propios los
maltratos
de las paredes, la
quietud
de los rincones.
Entregar la vida
juntos.
En la noche saber
encontrar tus ojos
a pesar de la
sombra;
conocer también
el espacio de la
mano y hallarlo.
sentir la piel,
apenas
con la evocación de
tu cuerpo,
sin la necesidad
del roce.
Es, tal vez por
estas cosas...
que no resisto
la forma vacía de
tu porción de lecho.
IX
Abrir el rostro
casi sincero
para otro día,
rozar las escaleras
rumbo a la calle,
a la lluvia tenue
sobre el abrigo,
sobre la sonrisa
la de los “buenos
días” dichos con
costumbre.
Dejar caer la
mañana sobre la tarde,
a la tarde sobre la
noche...
rozar las
escaleras, en penumbra
tenderse desnudo,
arropado con la
soledad del cuarto.
Cerrar el rostro, y
otra vez
como siempre
seguir en sueños
recordándote.
X
Me entregaste cosas
innecesarias
el amor, por
ejemplo.
Pero al menos me
entendiste
hallaste mi espera
y aquel inmenso
vacío
que portaba sobre
mi cuerpo
Después
partiste. Yo lo sabía
siempre presentí
las alas debajo
de tus hombros.
Vuelve cuando
quieras
recoge tu amor
y a éste hombre que
también
es tuyo
¡ah! ... se te
olvidó la piel
sobre la sábana.
XI
Sabía que
terminaría contándotelo
antes del final de
la noche.
A pesar de tu
silencio,
de la mirada fría
que pones
sobre mi rostro.
Además...
sé que te resulta
evidente mi tristeza.
Hasta aquí,
casi todo estaba
dicho
menos mi odio
que también cabe en
tu recuerdo.
XII
Realmente hay cosas
extrañas
Yo, por ejemplo.
Estoy aquí...
amándote
y no sé por qué.
Sin embargo,
cuando miro un poco
más allá
de tu olvido
te encuentro
amándome.
¡Ah! tú también
estas triste.
Realmente hay cosas
extrañas.
XIII
A pesar de todo,
siempre
cuando regreso de
ti,
deseo más de ti,
así sea otro poco
de olvido.
Derechos reservados © Carlos Castillo Quintero
Derechos reservados © Carlos Castillo Quintero
BIENVENIDOS
"Abril, el más cruel entre los meses, Hace que nazcan lilas en la tierra muerta" T.S. Eliot